Jesús: Su vida, Su Mensaje, y su próxima venida. El anuncio de Muhammad
Creció Jesús bajo el cuidado de su Santa Madre y recibió la Revelación de que era un Profeta y Dios le entregó el Evangelio. Y predicó la unicidad de Dios en Belén, Al Quds y Nazareth (Belén, Jerusalén y Nazaret). Algunos creyeron en Él, pero la mayoría de los judíos no lo aceptó y no lo acepta aun hoy.
Dios concedió a Jesús, como a otros profetas, milagros que apoyaban la veracidad de su prédica. Y curaba a los enfermos graves, leprosos y paralíticos, con el poder que provenía de Dios, e incluso resucitaba muertos; pidió que se descendiera del Cielo una mesa servida para Él y sus discípulos, para convencer a los escépticos. Pero a pesar de esos prodigios no creían en Él. Algunos lo divinizan, por su nacimiento sin padre y se olvidan del nacimiento de Adán, sin madre ni padre, que Dios creó sólo diciendo: “Sé”, y fue; y de la creación de Eva, que nació sin madre.
Por eso, la doctrina islámica afirma que Jesús, con sus milagros, ascetismo sin par y elevación, es una de las criaturas sublimes del Señor Supremo; sin embargo es un ser humano sujeto a todas las necesidades humanas, que comía, caminaba por las calles y dormía. Porque la naturaleza divina es imposible excepto para Dios, y la condición divina es inmaterial.
Aceptar a Isa – Jesús – es parte importante de la fe Islámica, porque es uno de los Profetas, enviados divinos. La fe en Él es indispensable. Quien no lo acepta como Mensajero de Dios, no puede aceptar a Muhammad, y quien cree verdaderamente en Él no puede dejar de creer en Muhammad.
Dice ALLAH: “Diles: “Soy tan sólo un mortal como vosotros, a quien ha sido revelado que vuestro Dios, es un Dios Único” (18:110).
Y Jesús anunció que Muhammad vendría después de Él: “Y cuando Jesús, hijo de María, dijo: “Oh, israelitas ¡ciertamente soy el Apóstol de Dios enviado a vosotros , corroborándoos de cuanto de la Biblia me precedió y albriciante, de un apóstol que vendrá después de mí y cuyo nombre es Ahmad ( Parakleitos)” (Sagrado Corán 61:6). “Si me amáis, observareis mis mandamientos. Yo regresaré al Padre y Él os dará otro Consolador (Santa Biblia Juan 13,16).
Esta palabra tiene nombres diferentes en distintas Biblias, (Espíritu de la Verdad, Defensor, Abogado, Consolador, Confortador, etc. Pero en la versión Griega era Parakleitos, cuya traducción al árabe es Ahmad o Muhammad.
Más adelante dice Juan 13, 24-26: “El que no me ama, no guarda mis enseñanzas, la doctrina que escucháis no es mía, sino de quien me envió.
“Os he dicho estas cosas estando con vosotros, pero el Parakleitos, que el “Padre” enviará en mi nombre, Él os enseñará todo y os recordará cuanto os he dicho”. Definitivamente ese Enviado es Muhammad y es fácil darse cuenta de la similitud del Mensaje del Corán, con el Mensaje original de Jesús. Esta similitud es incluso mayor, que con el cristianismo actual, que sigue más las enseñanzas de Pablo, que de Jesús.
En el Islam, se recuerda repetidamente a Jesús y su Santa Madre. Encontramos en el Sagrado Corán, una Sura exclusiva dedicada a María, y que lleva su nombre, donde se relata el nacimiento de Jesús. Encontramos asimismo que la Tercer Sura del libro Sagrado lleva el nombre de “la familia de ‘Imrán” (Joaquín) que era el padre de la Virgen María. La quinta Sura se denomina “la Mesa servida”, en la que se relata el descenso de la cena de los cielos para Isa y sus compañeros. Dios nombra en el Sagrado Corán veinticinco veces a Jesús; y a María, treinta y cuatro.
La fe de los musulmanes en Jesús es la misma que en él tenían los discípulos. Los evangelios antiguos se calcula que fueron más de trescientos, entre ellos el de Bernabé y el de Tomás, del que se encuentran algunas copias en importantes Museos europeos; varios de esos Evangelios declaran que Jesús no es Dios, ni su hijo de naturaleza divina, sino solamente el Verbo encarnado de Dios, creado por Dios de una manera diferente.
Dice el Sagrado Corán: “¡Oh, Gente del Libro! No os extralimitéis en vuestra religión. No digáis acerca de Allah sino la verdad: Ciertamente el Mesías, Jesús hijo de María, es el Mensajero de Allah y Su palabra [¡Sé!] que depositó en María, y un Espíritu que proviene de Él. Creed pues, en Allah y en Sus Mensajeros. No digáis que es una Trinidad. Desistid, pues es lo mejor para vosotros. Por cierto que Allah es la única Divinidad. ¡Glorificado sea! Es inadmisible que tenga un hijo. A Él pertenece cuanto hay en los Cielos y la Tierra. Es suficiente Allah como protector. El Mesías no menosprecia ser un siervo de Allah, como tampoco los Ángeles allegados. Quien desdeñe adorar a Dios y se ensoberbezca, sepa que todos juntos serán resucitados y congregados ante Él”. (4:171-172).
En cuanto al sentido del término: Espíritu de Allah; significa que cuando fue concebido en su madre por la palabra divina “KUN” (SÉ) le infundió con esta palabra su espíritu humano por intervención directa. Las autoridades romanas que gobernaban Jerusalén vieron en Jesús un peligro que amenazaba su despotismo e idolatría. Los sacerdotes del Templo, también confabularon. Se ordenó que fuera crucificado, pero Jesús fue salvado y ascendió a los cielos por gracia de Dios, y su Crucifixión no fue finiquitada.
Existen numerosos hadices del profeta Muhammad que confirman la veracidad del retorno de Jesucristo a la Tierra, en los últimos tiempos, para predicar el Tawhid o Ijlás (la Unicidad de Dios) y administrar justicia. Dijo, por ejemplo, el profeta: “Cuando Dios envíe a Jesús, hijo de María, éste descenderá junto a un minarete blanco al este de Damasco, con dos capas amarillas, apoyadas sus manos sobre las alas de dos Ángeles”. También dijo: “Yo soy el más próximo a Jesús, hijo de María, pues no existió profeta entre él y yo. Él descenderá físicamente y al verlo lo reconoceréis: es hombre de talla media, y sonrosado“.
Jesucristo se elevó con cuerpo y alma, con seres de luz (Ángeles) y volverá físicamente a la Tierra, tal como se elevó, (Eso está demostrado ahora físicamente, porque el tiempo se reduce con la velocidad. Para nosotros habrán pasado 2,000 años aproximadamente, para Jesús, escasos minutos o escasas horas).
La no muerte de Jesús en la Cruz no disminuye en nada su grandeza ni la Omnipotencia de Dios. Para el Islam no es necesaria su muerte porque no aceptamos que con ella limpió nuestros pecados. Nosotros seguimos siendo responsables de nuestros actos; y la aceptación de Jesús y su Mensaje, es la enseñanza y el camino para llegar al cielo, cumpliendo con sus mandatos; no es una salvación automática con sólo creer en Él. Esto último es extremadamente placentero, y fácil al extremo, pero contradice el principio coránico e incluso el mandato Bíblico: Que la fe sin obras, no vale nada. Jesús es grande, pero Allah es más grande todavía. Jesús lo reconoce al decir, Eloji Akbar, que significa: Que Dios es lo más grande y que en árabe los musulmanes decimos Allahu Akbar y que fue traducido por los griegos, como “Mi “Padre” es mayor que Yo”. (Juan 14: 28)