Muhammad
Muhammad, el Profeta del Islam, nación en Meca en el año 570 d.C. Como era huérfano, fue criado por su tío quien era de la respetada tribu de Quraish. Al crecer, se hizo conocido como confiable, honesto, generoso y sincero, tanto así que su gente lo llamaba ‘El Confiable’. Muhammad era muy piadoso y siempre había detestado la decadencia e idolatría de su sociedad. A la edad de 40 años, Muhammad recibió la primera revelación de Allah a través del Ángel Gabriel. La revelación de las palabras de Allah continuó por 23 años, la cual es conocida como el Corán.
Tan pronto como comenzó a recitar el Corán y a predicar la verdad que Allah le había revelado, él y su pequeño grupo de seguidores sufrieron persecución de la sociedad que los rodeaba. La persecución se volvió tan feroz que en el año 622 d.C. Allah les ordenó emigrar a la ciudad de Medinah.
Lugo de muchos años, Muhammad y sis seguidores regresaron a Meca, donde perdonaron a sus enemigos quienes una vez los habían perseguido implacablemente. Antes de la muerte de Muhammad, a la edad 64 años, la mayor parte de la península arábiga se había vuelto musulmana, y en menos de un siglo de su muerte el Islam se había esparcido hasta España en Occidente y al Extremo Oriente como China. Entre las razones del rápido crecimiento y el pacífico esparcimiento del Islam, está la veracidad y claridad de su doctrina.
El Profeta Muhammad fue el ejemplo perfecto de un ser humano honesto, justo, misericordioso, compasivo, veraz y valiente. A pesar de que era un hombre, estaba muy alejado de todo rasgo de maldad y únicamente se esforzaba por la causa de Allah y su recompensa en la otra vida. Además, siempre era consciente de Dios y temeroso de Él en todas sus acciones y relaciones.